+ FALSO DOCUMENTAL, FICCION Y NO FICCION.
+ DIFERENCIAS ENTRE DOCUMENTAL Y REPORTAJE.
(Síntesis de un diálogo entre Andrés Zepeda y Sergio Valdés Pedroni,
septiembre de 2010).
La idea de “falso documental” se aplica por igual a películas de ficción y de "no ficción” (1). En el primer caso, común en América Latina por la influencia del documental político, alude a películas argumentales tratadas con estética y factura de aliento documentalista: cámara a mano, planos-secuencia, luz disponible, actores no profesionales, sonido directo, etc. Y en el segundo caso, a documentales con alto grado de “manipulación” en todas las etapas del proceso, y distantes por lo tanto de la idea primaria de “tomar la realidad en directo, con la menor cantidad posible de mediaciones durante el registro”. Inventar un testigo, elaborar previamente un testimonio que luego aparece como material directo, espontáneo o genuinamente “documental”, insistir en el tratamiento fotográfico de las entrevistas, etc., a modo de producir en conjunto una ruptura con la aspiración de objetividad de algunas de las corrientes documentalistas convencionales.
Falso documental supone también preparar y conducir un recorrido del protagonista individual o colectivo -un equipo de fútbol integrado por putas, por ejemplo- (2) no sólo como desplazamiento espacial (algo de esto tienen las viejas road movies de Win Wenders) sino como peregrinaje lírico, temático o retórico...
La diferencia entre documental y reportaje es un tanto más fácil de definir. En el primero se produce una organización dramática de la vida, manipulando de tal manera y a tal punto los materiales ,que se crean condiciones para “poner en pantalla” conflictos dramáticos esenciales (El gran éxtasis del escultor Steiner, de Herzog, es un buen ejemplo de esto). El documental también hace un uso estructural del sonido (como en la ficción), organizando la narración a partir de “leit motivs”, “conectores significantes” de diverso tipo, incluida una utilización meditada del color, etc. En el reportaje, el sonido se subordina casi por completo a la imagen, y esta a los desplazamientos y alocusiones de los figurantes o conductores. En el documental el montaje es estructurante (como en la ficción), mientras que en el reportaje se privilegia la información por encima de la interpretación, y se trata de conseguir a toda costa un “buen ritmo” (aspiración confusa de muchos técnicos de TV) y de ilustrar los testimonios casi siempre de manera un tanto mecánica y redundante, ajena a procedimientos de tensión, oposición y extensión lírica o dramática, propios del documental, la no ficción, y la ficción propiamente dicha.
(1) El concepto de “no ficción” surge inicialmente en el periodismo de los 60 en Estados Unidos, como desafío a los modelos tradicionales que proclaman en vano el reino de la objetividad y neutralidad. Era un rechazo a la concepción funcionalista de la comunicación social como mera transmisión de información o descripción apolítica, desideologizada (y ajena a las formas literarias) de los acontecimientos de la realidad.
(2) Alusión al documental Las estrellas de la línea, del realizador español Chema Palacios, en Guatemala.
(2) Alusión al documental Las estrellas de la línea, del realizador español Chema Palacios, en Guatemala.
Michael Dibb, realizador inglés. Dirigió para la BBC, a finales de los años 80, la serie de largometrajes “Made in Latin América” (Dictating terms, Remembering the future, etc.). En su obra documentalista se dan cita distintos géneros, métodos de registro aparentemente disímiles y recursos formales de la ficción, la no ficción, el cine experimental, la literatura, etc.
(Foto: SVP, Inglaterra 1991).
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