De nada sirve hacer o enseñar cine sin generosidad, reciprocidad, pasión por compartir y aprender, capacidad de reconocer los méritos de otros -y ejercicio de la crítica sin concesiones... Al nivel de las relaciones humanas, el futuro del cine guatemalteco depende de la capacidad que tengamos para imponernos al egoismo, la autocomplascencia y los fuegos artificiales del éxito prematuro. Debemos apoyarnos sin reservas para adecuar nuestra capacidad al laberinto imaginario del cine.
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