DOS IMAGENES PREVIAS AL ESTRENO. 15 MINUTOS DESPUES, EL PATIO DEL PALACIO ESTABA LLENO...
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El precio de la libertad (Cine que juega a ser teatro: cuentos para la casa) Comentario de Tania Palencia Prado.
Ni yo estoy para saberlo, ni ustedes para contarme. Pero hoy, en esta noche, les aseguro que vamos a entrar a un mundo oscuro. Es el mundo donde no hay olvido. El del alma salvaje, la que aúlla. ¡Auuuuuuu!. Entre las sombras aparecerá una mujer, una mujer muerta. ¡Auuuuuu! Arropémonos, miremos a todos lados, busquemos nuestro calor. Una mujer muerta aparecerá. Mmmm. ¿Qué sentimos? ¿Por qué nos causa tanto miedo el fantasma de la muerta? Creo que nos han enseñado que las mujeres vivas allí están para domarlas, pero por siglos y siglos nos han metido en las entrañas, y la llevamos ya sin saberlo, la idea de que una mujer muerta tiene un designio y un impacto poderoso, para bien o para mal. La mujer muerta no es chistosa, ni juguetona, ni duendecilla, ni Campanita, ni traviesa: es fatal. Allí está la Llorona, la que mató o le quitaron a sus hijos; la madre arrepentida que grita entre las sombras ¡Ay mis hijos! La Descarnada, otra mala madre que si alguien la mira vagará una eternidad. La Sucia que enloqueció porque no la dejaron casarse debido a que no estaba bautizada. La Tulivieja y la Siguanaba, parranderas y amantes, que salen disfrazadas y bellas en luna llena para asustar a los Don Juanes y a los borrachos, mostrándoles luego su cara de caballo. La Xtabay, la Xkeban, la prostituta, que embruja a los hombres hasta matarlos o enloquecerlos. La Viuda, vengativa que ataca a los solitarios por las noches.
Casi todas las leyendas de mujeres muertas han nacido para domesticarnos. Debemos ser buenas madres, recatadas, obedientes. Son leyendas para enmudecer la voz del alma, para matar la rebeldía. Y son las más conocidas. Pero hoy, señoras y señores, vamos a sentir otro tipo de miedo. De las sombras aparecerá la mujer salvaje. La que no se resigna. La que busca la vida. La que interpela. También hay muchas leyendas de este otro tipo. Aquellas donde la mujer se ve y no la ven. Esta mujer muerta es decidida. Quiere y puede. Y así encontramos: la mujer Río bajo el Río, la Luz del Abismo, La Mujer Grande, La Loba, La Huesera. En húngaro se le llama Ö, Erdöben, Ella la de los Bosques, y Rozsomák, el Tejón Hembra. En navajo es Na’ashjé’ii Asdzáá, La Mujer Araña que teje el destino de los seres humanos y los animales, las plantas y las rocas. En Guatemala se conoce como el Ser de la Niebla, que es la mujer que siempre ha existido. En japonés es Amaterasu Omikami, La Divinidad que trae toda luz y toda conciencia. En el Tíbet se llama Dakini, la fuerza danzante que otorga clarividencia a las mujeres. Es la mujer libre. La que se acepta, la que no domestica su rebeldía ni su autonomía, la que quiere vivir y empuja a la vida. Es la mujer que llevamos adentro.
Hoy Sergio Valdés Pedroni nos regala para siempre a Carmen Samayoa. Y Carmen Samayoa nos regala para siempre sus asombrosos gestos. Los dos nos regalan un cuento. ¡Qué regalo más bello! Llevarnos un cuento a casa para verlo en cine. No sólo lo vamos a oír, no sólo lo vamos a escuchar, y no lo vamos a leer: vamos a meternos adentro de él. Esa es la magia del cine de Sergio Valdés: la historia se nos abre en tiempos, imágenes y sonidos simultáneos y todos con fuerza hacen sonar los huesos de la mujer esqueleto, hasta que no nos quede una gota de miedo; hasta que la querramos besar. Y Carmen es la artista que nos lleva del miedo a la libertad; nos comprueba la belleza de los instintos de las mujeres; Carmen es la mujer danzante que nos da clarividencia acerca de nuestra vitalidad.
El precio de la libertad es un cine-teatro basado en la leyenda inuit llamada La mujer esqueleto. Inuit es el nombre genérico de los esquimales. Yo ni cuento, ni sé: lo único que les digo es que esta noche aparecerá una fantasma. Una muerta que quería la vida y que ningún hombre la salvo.
No creo que sea una leyenda sobre el amor de pareja. Sobre el amor a la vida sí que lo es. Y esta mujer es salvaje, pero no asesina; tiene hambre y come, tiene sed y bebe, tiene carne y coge. Su libertad renace aunque quisieron matarla. La poesía que nace del cuerpo de Carmen y del ensamble de Sergio nos dan una ganancia de aprendizajes: no hay libertad sin erotismo. Entonces, apaguemos las luces que la noche está puesta.
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1 comentario:
¿Sergio y Carmen? Debe ser una fórmula interesante.
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