julio 02, 2008
junio 09, 2008
VIGENCIA LIRICA DE JOSE PEDRONI.
1. La editorial argentina Homo Sapiens, publicó recientemente una antología de José Pedroni preparada en Guatemala por Ana María, hija del poeta y madre mía. Supe de buena fuente que el libro tuvo éxito en la feria del libro, y lo sigue teniendo en las librerias del país de Borges, Pizarnik y Spinetta (que no es roquero sino poeta...).
Al preguntarle sobre las razones de aquella vigencia, Ana María dijo que a diferencia de otros escritores argentinos memorables, su padre supo tocar las fibras íntimas del corazón y la memoria del pueblo, que lo sigue cantanto, a veces creyendo que se trata de versos anónimos sin tiempo...
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2. Fragmento de "prólogo imposible a José Pedroni".
¿Cómo descubrió Pedroni al poeta que llevaba dentro?, ¿cómo lo descubrió el tímpano sensible y maltratado del pueblo, origen y destino de su inspiración? La verdad de la poesía se borra en la medida que se la empuja hacia el fango de las certezas o hacia el desierto de la historiografía y la crítica periodística. Pedroni fue descubierto como poeta mucho antes que los críticos lo utilizaran para encumbrarse como tales, o se atribuyeran como propias imágenes que nacieron compartidas... En otras palabras, Pedroni primero iluminó a los albañiles de Esperanza, a los carpinteros de Gálvez y a los viejos inmigrantes europeos -cuyos ojos pendían del árbol del olvido hasta que apareció su poesía-, que a los exegetas profesionales y a las "mejores plumas críticas del momento". Estudiado como lírico, reivindicado como épico, proclamado poeta social... Una cosa es cierta: Pedroni perdura porque en sus versos anidan las metáforas que destierran a la indiferencia en favor del porvenir. Sergio Valdés Pedroni.
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3. Motivado acaso por una nota de prensa que dio la vuelta al mundo, José Pedroni escribió una suerte de poema urgente sobre Guatemala, que si bien no es representativo del vuelo que alcanzó su obra (Gracia plena, Cantos del hombre, Canto a Cuba, El nivel y su lágrima, etc.), evoca un momento significativo para la historia de este "hermoso y maltratado rincón de América". Las referencias del poema son obvias...
El niño de Guatemala
Te prometí una canción:
“Tu vestido en los caminos”,
Quién sabe cuándo la haré.
Llevo en brazos, muerto, un niño.
Con una fruta en la mano:
con mi corazón mordido.
Han dejado al árbol solo.
Afuera está solo el río.
Sin árbol, sin sol, en cuevas
las madres se han escondido.
Dentro de una nube blanca
Está el avión mata-niños.
¡Tan lindo el cielo inocente!
azul como tu vestido,
con su día de palomas,
con su noche de berilos.
¡Tan lindo el cielo inocente!
Por la ventana lo miro.
Tiene derecho y revés.
Me acuerdo de tu vestido.
Pero llevo un niño muerto.
No es rubio ni es morenito.
Dios me lo ha puesto en los brazos.
De todo el mundo es el niño.
Con una fruta en la mano,
muerto lo llevo, y es mío.
1954.
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(Niño chortí, svp)
abril 30, 2008
ELOGIO DE LA CRÍTICA
Guatemala es el país de los estereotipos no de las palabras francas ni de los detalles cotidianos. El reino del aplauso oportunista y la complacencia hipócrita, o cuando menos ingenua. Aquí la crítica –social, política, estética, etcétera– no seduce, no convoca, no entusiasma a las instituciones ni anuncia la madurez de los individuos. La rabia y el rumor cobran víctimas, la crítica y la poesía no.
El chisme y la perorata ocupan por la fuerza las habitaciones del diálogo y del coloquio. Pienso en el chisme a obscuras –culpable e inconfeso– y no en el que vincula a unas esquinas con otras, sobrevolando los barrios y las ciudades en su escoba de metáforas y preocupaciones solidarias.La pena por criticar es la exclusión, el estigma. Y quien lo hace se ve obligado a renunciar al humor y al placer. Tras décadas de silencio, Guatemala aún no encuentra una forma a la vez seria y desenfadada de ventilar sus problemas y de convocar a la reflexión compartida. A la invención. En su geografía lastimada no hay lugar para las metáforas andantes (O. Paz) ni para las contradicciones vivientes (R. Barthes).
No obstante las apariencias, sobre todo de aquellas fundadas oficialmente el 29 de diciembre de 1996, la derecha política se ensaña contra todo ejercicio de la dialéctica y contra toda posibilidad de síntesis y de consenso. Y la izquierda tradicional –la de aquí y la que está de paso, visitándola en su residencia de imposiciones– considera a la crítica en general y a la de izquierda en particular, una práctica sospechosa, un deslizamiento individualista, un pretexto para escupir viejos resentimientos o para lavarse las manos...Para cobrar forma, la inteligencia necesita de la crítica no de la desconfianza o la indiferencia. Y mucho menos de los “hoyos negros” del olvido –rabia de no traer siempre el pasado robado en el bolsillo (F. Pessoa)– La visión instrumental de la existencia humana anula toda posible comprensión de la historia y acaba con la confianza en el lenguaje. Y con ello, en el discurso de la crítica.Se olvida que sin crítica es imposible imaginar la utopía, imaginar simplemente. Y que sin imaginación no hay placer, no hay amistad, no hay reencuentro. El aplauso por principio aturde a la realidad y sumerge a la vida cotidiana en las cloacas de la nada. O la expulsa hacia un paisaje poblado por dogmas, a un desierto sin mitologías.
La crítica pública no es un símbolo necesario sino la precondición para la libertad (S. Sontag) y la ironía. No importa cuán equivocada o acertada, sin ella la sociedad y el individuo terminan aniquilándose, odiándose, teniéndose lástima. Y por si fuera poco, tomando partido a ciegas y abjurando del sentido común y del buen sentido (A. Gramsci). La crítica es el sitio donde se funda el porvenir.
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